Aquí tenéis el artículo publicado en Berria el 17 de junio de 2021
https://www.berria.eus/paperekoa/2000/010/002/2021-06-17/salbuespena-edo-araua.htm
“¿Puede mejorar un país dónde los trabajadores cada vez tienen unas condiciones laborales más precarias? La respuesta es sencilla: NO. Por eso, ya va siendo hora de que la mejora de sus condiciones laborales no sea vista como una carga sino como un beneficio para todos. Porque estas personas son el motor de este país. Si ellas se hunden, nos hundimos todos.
La precariedad que nos azota se materializa en unos salarios que no crecen como debieran y en unos contratos donde la temporalidad es la regla.
A principios de este siglo, con el cambio de la peseta al euro, se acuñó el término “mileurista”. Quienes en aquellos años comenzábamos nuestra vida laboral nos convertíamos en “mileuristas” a nuestro pesar. Pero no sabíamos que lo peor estaba por llegar. Ser “mileurista” reflejaba nuestra escasa capacidad económica y un paso atrás que debió de ser combatido con firmeza. Hoy, muchos años después, observamos aterrados como se nos vende que ser “mileurista” es un lujo. Porque los trabajadores ya son “nimileuristas”. Se nos dice que no se puede subir el salario mínimo interprofesional porque las empresas quebrarían. ¿Qué tipo de empresas se están creando que no pueden mantener salarios superiores a 1.000 euros?
Mientras nuestra capacidad económica decrece o se congela, la temporalidad aumenta. En Euskadi un 21% de los trabajadores sufre un contrato temporal. Y esa temporalidad no suele ir sola, sino que va de la mano del contrato a tiempo parcial. El artículo 15 del Estatuto de los Trabajadores establece que los contratos de trabajo podrán ser por tiempo indefinido o de duración determinada. Siendo la regla general los primeros y pudiendo utilizarse los segundos en supuestos muy concretos. Aunque el uso fraudulento de los contratos temporales pueda hacernos creer lo contrario.
Nuestras legislación laboral no establece que el primer contrato que se haga a un trabajador deba de ser temporal para que el empresario pueda ver como se desenvuelve el empleado en su trabajo. Tampoco establece que un trabajador deba de concatenar a lo largo de su vida laboral cientos de contratos temporales de muy corta duración. De hecho, la mayoría de esos contratos, que sólo acrecientan la inseguridad del trabajador, son fraudulentos. La temporalidad no se estableció para eso. Esa excepción que se ha hecho regla general, debe volver a ser algo residual.
¿Cuántos de nosotros hemos sufrido contratos temporales? La mayoría. ¿Cuántos de esos contratos eran fraudulentos? Seguramente, que también la mayoría.”